Recién casada, pensó un original destino para el exceso de ropa y su marido quedó impactado: “El vestidor estaba explotado”
De playa, de fiesta y deportivas. Las prendas que en su imaginario estaban vinculadas con momentos felices comenzaron a acumularse en su vestidor. Las compraba cuando salía de viaje, en casas exclusivas o simplemente porque eran únicas. Además, por su trabajo, tenía acceso a las firmas locales más buscadas y aprovechaba cada lanzamiento para renovar su guardarropas. Hasta que en 2012 contrajo matrimonio y la vida centrada en ella, tomó otra dirección. “Como en ese entonces yo vivía en un departamento de dos ambientes, Nacho, mi marido, se vino a vivir conmigo. El vestidor estaba explotado, tenía valijas repletas de ropa en bauleras y necesitaba hacerle lugar a él. Cuando empecé a hacer orden encontré que había mucha ropa impecable, incluso sin uso y hasta con etiqueta”, recuerda Cecilia Membrado. Del juego de la infancia al negocio en la adultez De su infancia, atesoró recuerdos que la marcaron y acompañaron ya en su vida adulta. Su madre, que era actriz, tenía mucha ropa de escenario ...